Me fui ocho días a la costa de Baja California Sur a conocer unas de las mejores playas de México, en este artículo te voy a contar acerca de ellas y como viví mi propia experiencia del viaje… Aquí vamos.
La idea de este viaje nació originalmente porque íbamos a ir al evento de Iron Ranch, que es una experiencia de deporte y fiesta en la playa, resulta que justo un día antes de emprender el viaje nos avisaron que el evento se iba a cancelar por una supuesta tormenta que habría el fin de semana.
Mis amigos y yo decidimos que como quiera iríamos al viaje, nos sentíamos muy contentos y motivados y decidimos que la íbamos a pasar bien, hiciéramos lo que hiciéramos, además, Nancy (que también venía conmigo) ya tenía otros amigos allá con quienes nos veríamos llegando.
La situación estaba un tanto extraña, como cuando sientes que algo no va fluyendo del todo, pero algo te dice que tienes que dejar que las cosas sucedan, sin tratar de controlar lo que pasa.
Después de que nos avisaron que se cancelaba el evento, llegué ya tarde a mi casa y a la una de la madrugada, me percaté de que no me había llegado mi equipo de foto que quería llevarme al viaje, se trataba de mi housing nuevo para hacer fotografía bajo el agua.
Me sentía aguitada, pero me recordaba a mi misma que por algo pasan las cosas, no me iba a entristecer ni a frustrar, entendí que aún no era mi momento para hacer esas fotografías debajo del agua y que quizás era mejor aprender en casa con calma y no de una sola vez en el mar.

Por otro lado, al día siguiente cuando volábamos, Anabella, mi prima que también venía al viaje, perdió su vuelo. Como dije, las cosas iban muy extrañas, pero la buena vibra que sentíamos seguía presente.
Después de una larga mañana de vuelos y aeropuertos, con escala en CDMX. llegamos Nancy y yo a La Paz, a Alex, otro de los integrantes del grupo, lo veríamos más tarde.
Nos recogieron los amigos de Nancy (que también eran de Mty.) y nos fuimos a comer en uno de los restaurantes más ricos de mariscos, era el clásico lugar mexicano de mesitas de coca cola, junto al malecón. Comimos riquísimo y ahí conocimos a otros amigos que también estaban en la mesa.
Día 1. ChiloChill, La Ventana
Nos fuimos entonces al Glamping Resort de ChiloChill, donde se estaban quedando nuestros otros amigos, un glamping resort increíble que se encuentra en La Ventana, una bahía que es de las mejores para practicar el deporte de Kite Surfing.
Decidimos quedarnos a dormir aquí, ya que el hotel que nos habían ofrecido por parte de los del Iron Ranch, estaba en la ciudad y nosotros, ya teníamos ganas de pasar una noche bohemia en la playa.
“Glamping”, es la experiencia de acampar al aire libre, solo que tienes los lujos de un hotel, cuentan con baño, regaderas, camas, desayunos y todo lo que puedas pedir. Además de poder ver un hermoso atardecer y amanecer junto al mar.
Llegó la noche y después de un delicioso ceviche en uno de los restaurantes de La Ventana, cerquita de ChiloChill, hicimos una fogata y convivimos un buen rato bajo las estrellas. Llegó la hora de irnos a dormir, Nancy y lo teníamos una de las carpas y Alex otra, la verdad es tanto Alex como yo decidimos dormir afuera en los camastros, el cielo brillaba de estrellas infinitamente, no queríamos dejar de verlo.

Acostada, sobre un camastro y con mi sleeping bag, no quería ni siquiera cerrar los ojos y dejar de contemplar aquel cielo tan estrellado, me sentía bajo una sábana que brillaba, rodeada de estrellas fugaces que se intensificaban conforme pasaba la noche. Me quedé dormida poco a poco, abría los ojos semidormida entresueños y podía apreciar cómo avanzaba el firmamento y cambiaba el panorama de estrellas durante la noche.
Día 2. Kite Surf y visita nocturna al Faro
Nos despertamos justo antes de los primeros rayos del sol, cuando se comienza a pintar de tonos azules y rojizos el cielo y poco a poco se iba asomando nuestro Wero en el horizonte, jamás había visto el sol salir desde el mar, era como si diera un pequeño brinquito hacia la vida, parecía que había saltado sobre el horizonte para comenzar un nuevo día.

Un nuevo amanecer, un nuevo día, nuevas oportunidades, ¿una nueva vida? Amanecí feliz, me sentía renovada y llena de energía, había sido una noche mágica.
Tomamos café y luego nos fuimos a desayunar a otro restaurante el cual no recuerdo su nombre, tomamos unos deliciosos jugos de frutas y comimos unos omelletes, mis amigos los pidieron de mariscos, me encanta que en cada lugar de México adaptan los platillos típicos a lo que se da en la región.

Estuvimos todo el día en la playa mientras nuestros amigos practicaban Kite Surf, escuchábamos música y tomamos muchas fotos.


En la noche fuimos al faro porque yo quería tomar unas fotografías de las estrellas ahí, nos fuimos en la van de David, nuestro amigo alemán que habíamos conocido, y como soy fan de las casas rodantes, le pedí que la usáramos para las fotografías, Starcraft era el nombre de la van, así que ahí estaba, “The Starcraft Under The Stars”, este fue el resultado.

Día 3. Espíritu Santo
Ahora todos se regresaban a Monterrey y yo me iba a quedar con Alex por cinco días más para ir a bucear, ir a ver los lobos marinos en la isla de Espíritu Santo, conocer la playa de Balandra y seguir recorriendo los maravillosos destinos de la Baja.

Nos despedimos de Nancy y nos fuimos hacia La Paz, nos veríamos con Jorge, un amigo fotógrafo con quien había platicado por instagram para vernos allá, que por cierto, es una red social de la que estoy muy agradecida por las nuevas y grandes amistades que me ha brindado.
Salimos del malecón e hicimos un recorrido de una hora hacia Espíritu Santo, una isla preciosa a la cual llevo más de un año queriendo ir a hacer el recorrido en kayaks. Ahora me encontraba ahí, viendo a la gente que hace el recorrido en kayaks y prometiendome a mi misma que algún día no muy lejano lo haría también, son tres días recorriendo toda la isla remando y acampando en las bahías.

El agua parecía un jacuzzi, era un panorama increíble de rocas y tierra volcánica.
Isla Lobos
De ahí seguimos el recorrido hacia el Islote de los Lobos Marinos, conocida como “Los Islotes” o “Isla Lobos”. Nos metimos a nadar con estos seres tan hermosos que son como niños, a mi ya me habían advertido que son animalitos muy juguetones y curiosos, que no me asustara si se me acercaban. Solo hay que mantenerse lejos del macho alfa de la manada porque éstos son un poco más celosos y cuidan más su territorio.

Aunque no tuviera mi equipo para tomar fotos debajo del agua como había sido mi idea original, pude disfrutar al máximo este momento y maravillarme con estos seres tan amigables, tan comunicativos.
Al volver a La Paz, nos fuimos a tomar un café en el malecón para ver el atardecer y en la noche nos fuimos hacia la tranquila playa de Balandra, famosa por sus formaciones rocosas en forma de un hongo.

Una vez más, cobijados bajo un manto estelar infinito y arropados por el ligero viento y la brisa del mar, pasaríamos aquí la noche, en la cima de una de las montañas de la costa junto al Mar de Cortés.
Hola, quiero integrarme a tu próximo viaje. Gracias, saludos.